“El realismo ingenuo es el punto de partida de todas las ciencias, especialmente de las ciencias naturales” (Einstein)
“Para la conciencia, la existencia de la apariencia es la realidad” (John Searle)
“Toda ciencia no es más que el refinamiento del pensamiento cotidiano” (Eistein)
La Actitud Ingenua
La actitud ingenua es una actitud inocente, sencilla, directa, sin concepciones a priori, que busca la esencia de las cosas, la explicación o fundamentación más natural e intuitiva. Esta actitud conduce a la verdad, a la conciencia y a lo profundo, donde reside la simplicidad, el poder y la sabiduría.
Características de la actitud ingenua:
Se fundamenta en la convicción de la simplicidad de todas las cosas. Considera que lo simple es lo profundo. Y que la complejidad que vemos en el mundo es solo aparente.
Se fundamenta también en la unidad de todas las cosas. Y que el mundo interno y el externo comparten los mismos principios o arquetipos esenciales comunes a todas las cosas.
Es la que deberíamos adoptar siempre como actitud primaria, antes de plantear alternativas más complejas.
Es una conciencia de libertad, sin restricciones de tipo mental racional.
Conduce a considerar que lo aparente es lo verdadero, que lo que percibimos es la realidad. Aunque siempre hay un mecanismo natural de tipo inductivo de generalización o de abstracción. Este mecanismo nos permite pasar de forma directa de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto. El inductivismo ingenuo es un mecanismo intuitivo por el que abstraemos o generalizamos un fenómeno.
Es un arma muy poderosa para resolver problemas. Al contemplar los problemas de forma directa, sin complicaciones, los problemas no aparecen, se aclaran, se disuelven o se trascienden.
Facilita el acceso a la conciencia pura, el campo de todas las posibilidades, la fuente de todo lo creado, donde reside la suprema creatividad.
Une ciencia y humanismo.
Considera que los conceptos más inmediatos son los más verdaderos, los que no han pasado por el filtro del análisis racional.
Percibe la realidad desde el ser. La mente puede ser un obstáculo para ver las cosas con claridad. Utilizar la mente, pero en su estado más puro posible.
La actitud ingenua es distinta del principio de la navaja de Occam. La actitud ingenua es una actitud a priori, en donde se acepta lo intuitivo, lo más directo que viene a la mente, sin analizarlo. Busca la síntesis, la conciencia, lo fundamental, lo simple, no el análisis. Lo más simple es lo más fundamental. En cambio, el principio de la navaja de Occam requiere examinar y analizar todas las posibles alternativas, para luego elegir la más simple, a posteriori.
El realismo ingenuo
El realismo ingenuo, también conocido como realismo directo, es una filosofía de la mente que afirma que las cosas existen independientemente de la conciencia y que son exactamente como las percibimos y como las concebimos. No se plantea siquiera la posibilidad de una realidad alternativa o diferente. El sujeto se considera un fiel reflejo del mundo exterior y es meramente pasivo. Este realismo es propio del niño, del hombre primitivo y del hombre común que aceptan lo que ven, sin discusión.
Las cosas existen realmente, con independencia de la conciencia y del sujeto que las conoce. Los objetos existen independientemente de que se los observe y retienen sus propiedades cuando no se les observa.
Podemos conocer los objetos mediante los sentidos. El conocimiento es una reproducción exacta de la realidad. Es aceptar la realidad tal y como se percibe, de forma directa y pasiva, sin elaboración o racionalización mental. Cuando se reflexiona sobre algo, deja de ser realismo ingenuo.
El conocimiento es posible sin suponer que la conciencia imponga a la realidad determinados conceptos o categorías a priori.
Es una filosofía pasiva, de “no hacer”, de no condicionar la conciencia con análisis o razonamientos.
La verdad consiste en la correspondencia entre el mundo mental interno y el mundo físico externo.
Se identifica con el naturalismo filosófico en el sentido de que el punto de partida es la existencia de la naturaleza.
Hay una abstracción de la percepción (o del hecho percibido), pero es de tipo natural, que es ascendente, pues toda percepción se adscribe lógicamente a una categoría. Por ejemplo si vemos un grupo de personas, la abstracción natural implica el concepto de grupo, cuyos componentes pueden ser de otro tipo. Y si vemos un objeto de color verde, consideramos que se trata de un caso particular de color. Este proceso ascendente puede continuar. Por ejemplo, en el caso del color, podemos considerar que se trata de un caso particular de atributo. El proceso puede continuar hasta llegar a las categorías últimas de la realidad.
La física ingenua es una comprensión intuitiva que todos los humanos tenemos sobre los objetos del mundo físico. Este tipo de física, sin embargo, solo vale para el mundo macroscópico, pues la física cuántica desafía al sentido común, pues las propiedades dependen de la manera en que las observamos. Bertrand Russell, en su obra “Significado y verdad” [1983], afirma:
“Todos partimos del realismo ingenuo, es decir, la doctrina de que las cosas son lo que parecen. Creemos que la hierba es verde, las piedras duras y la nieve fría. Sin embargo, la física nos asegura que el verdor de la hierba, la dureza de las piedras y la frialdad de la nieve no son el verdor, la dureza y el frío que conocemos por nuestra propia experiencia, sino algo muy diferente. El observador, al pensar que está frente a una piedra, observa en realidad si hemos de creer a la física, es decir, a los efectos de la piedra sobre él. La ciencia se presenta, pues, en guerra consigo misma: Cuando más objetiva pretende ser, más hundida se ve en la subjetividad, en contra de sus deseos. El realismo ingenuo lleva a la física y la física, si es auténtica, muestra que el realismo ingenuo es falso. En consecuencia, el realismo ingenuo, si es verdadero es falso. Por lo tanto, es falso”.
Searle y el realismo ingenuo
John Searle −filósofo del lenguaje, la mente y la conciencia− es un firme defensor del realismo ingenuo:
En primer lugar, defiende el realismo externo, es decir, que sostiene que existe una realidad externa independiente de nosotros y de nuestras representaciones mentales internas. El realismo externo se justifica por un único argumento: la existencia del lenguaje humano, que hace posible la inteligibilidad de la realidad. El realismo externo no es una teoría ni una tesis o hipótesis, sino la condición o el fundamento de que haya ciertas clase de tesis o hipótesis.
Un componente de su posición realista es su apoyo al realismo ingenuo: en toda percepción las cosas se presentan directamente como son. No existe diferencia entre apariencia y realidad.
Extiende el realismo ingenuo a los estados mentales. “Por lo que se refiere a los estados mentales, tienen las propiedades que parecen tener, porque en general para tales propiedades no hay distinción entre como son las cosas y cómo parecen” [Searle, 1984].
Relaciona el realismo ingenuo con la conciencia: “En el caso de la conciencia, la única realidad es la apariencia”. Es decir: las propiedades de los estados mentales son reales en la medida en que aparecen a la conciencia, esto es, son reales porque tenemos conciencia inmediata de ellas.
El realismo ingenuo es la mejor de todas las posibles alternativas para explicar la percepción y la única que escapa a las objeciones del escepticismo.
El realismo ingenuo no se puede demostrar, porque una demostración implica racionalidad. Y el realismo ingenuo va más allá de la racionalidad.
Hace compatible el realismo ingenuo y la relativismo conceptual. Primero captamos la realidad tal y como es (realismo ingenuo) y después la conceptualizamos según el marco teórico en el que nos situemos (relatividad conceptual).
La verdad es un estado de correspondencia con los hechos de la realidad.
No admite ninguna forma de dualismo. Solo hay una realidad, pero con dos clases de propiedades: las físicas y las mentales. Considera los estados o rasgos mentales como una clase de propiedades físicas, que corresponden a los rasgos físicos del cerebro, aunque los rasgos mentales no son reducibles a los físicos. La conciencia es una propiedad mental y, por lo tanto, física, del cerebro. Searle afirma que su teoría es un “pluralismo de propiedades”.
Searle rechaza las teorías idealistas, como el idealismo representativo y el fenomenalista.
Matemática ingenua
La matemática ingenua, también llamada informal o intuitiva, ha sido históricamente la forma primaria del quehacer matemático de todos los tiempos y en todas las culturas, y ha sido el tema del estudio etno-cultural de las matemáticas.
Utiliza el lenguaje natural o un lenguaje informal pero directo, sin rodeos ni sofisticaciones.
Utiliza conceptos simples e intuitivos, junto con ejemplos, las manifestaciones concretas de los conceptos.
No utiliza formalizaciones superficiales que oculten su verdadero significado. No utiliza axiomas.
Enlaza de manera natural con la filosofía.
Está asociada con el descubrimiento y la creatividad.
Es una matemática profunda, asociada a la conciencia y descendente (va desde lo general a lo particular).
Es una matemática unificada, donde todo se contempla como la misma cosa.
En cambio, la matemática formal:
Utiliza el lenguaje natural acompañado de un lenguaje formal.
Utiliza formalizaciones complejas y superficiales. Utiliza axiomas.
No enlaza con la filosofía.
Está asociada con la demostración.
Es una matemática superficial y ascendente (intenta ir desde lo particular a lo general).
Es una matemática fragmentada en dominios particulares.
Un ejemplo es el concepto de grupo (o agregado o agrupación), que es un concepto fundamental y primario en todas las culturas. La teoría ingenua de conjuntos se puede considerar como una primera aproximación a este campo y es suficiente para muchos propósitos.
Utiliza un lenguaje natural y comprensible para describir conjuntos.
Un conjunto se describe como una colección bien definida de objetos. Se puede definir de forma extensiva (especificando los objetos uno a uno) o mediante una propiedad que comparten los objetos. Los objetos pueden ser de cualquier tipo: números, personas, otros conjuntos, etc.
En un conjunto, el orden de los elementos es irrelevante, y se ignoran los elementos repetidos.
Se considera que existe un conjunto universal U (el conjunto de todos los conjuntos). Por lo tanto, existe el complementario de un conjunto.
No considera el tema de la consistencia y la completud.
En este sentido, el libro de Paul Halmos “Naive Set Theory” está considerado como la mejor introducción a la teoría ingenua de conjuntos, en donde “naive” significa realmente “basado en conceptos”, sin axiomas.
La primera teoría ingenua de conjuntos fue la de Cantor. Se la calificó de “ingenua” porque se descubrió posteriormente que conducía a paradojas, como la paradoja de Russell.
Todos campos de la matemática se pueden abordar también de forma ingenua. Por lo tanto, además de la teoría ingenua de conjuntos, podemos hablar de lógica ingenua, aritmética ingenua, álgebra ingenua, etc., que tratan de basarse en conceptos simples, intuitivos y directos. Por ejemplo, la lógica ingenua podría ser una lógica basada en una sola primitiva y su contraria.
Por lo tanto, una matemática ingenua es más potente, eficiente y creativa que la matemática convencional formal.
MENTAL como Lenguaje Ingenuo
Las ideas de conjunto y pertenencia a un conjunto son conceptos primarios e intuitivos. No hay nada misterioso ni problemático en ellos. Desgraciadamente, se ha convertido en algo problemático, enrevesado y difícil en manos de los matemáticos y los lógicos. Es hora de volver directamente a los conceptos, tal y como son, sin modificarlos o distorsionarlos, evitando toda complejidad innecesaria. Este es el punto de vista ingenuo, el punto de vista de MENTAL.
MENTAL es un realismo directo o ingenuo en el sentido de que conecta directamente con los arquetipos primarios, que son conceptos simples e intuitivos, sin el complejo, superficial y confuso aparato de la teoría axiomática de conjuntos. Con MENTAL se vuelve al concepto original de Cantor de agrupación o grupo, el concepto natural, simple e intuitivo. Además, las paradojas se superan.
En MENTAL, la ingenuidad está representada por grados de libertad. Cada primitiva es un grado de libertad. en este sentido, incorpora la lógica ingenua, la aritmética ingenua, el álgebra ingenua, etc.
MENTAL también se puede calificar de “ingenuo” por pretender a priori resolver el problema de la fundamentación de la matemática. Pero los resultados obtenidos se pueden considerar como un “regalo” recibido a posteriori precisamente por esta actitud ingenua. Aunque el regalo principal es el de la universalidad del lenguaje, como consecuencia directa de su simplicidad.
En MENTAL, la actitud ingenua alcanza su grado supremo, con el resultado de la universalidad del lenguaje.
Los mismos arquetipos se manifiestan a nivel externo e interno. Por lo tanto, ontología y epistemología son la misma cosa.
MENTAL es también es un sistema axiomático, pero los axiomas son directos y en donde sintaxis y semántica van unidas. Su axiomática es simple, y utiliza un lenguaje formal donde existe correspondencia biunívoca entre sintaxis y semántica, por lo que no cabe más que una interpretación. Y hay correspondencia entre teoría y práctica.
Con MENTAL existe libertad total para definir conjuntos y operar con ellos.
MENTAL es un lenguaje/sistema que trasciende la teoría de conjuntos. Es una fundamentación de la matemática en donde cada primitiva es un grado de libertad.
Como teoría y práctica, y por su relación con la actividad cognitiva, MENTAL es mucho más poderoso que las teoría axiomática de conjuntos.
En MENTAL no hay relativismo conceptual. Solo hay una realidad (profunda) y diferentes manifestaciones (superficiales).
MENTAL resuelve el conflicto entre las creencias comunes y las científicas acerca del mundo, así como el conflicto entre lo físico y lo mental.
MENTAL es realista ingenuo, pero realidad generalizada, que incluye a lo mental. Es un lenguaje realista-idealista ingenuo.
Las primitivas semánticas universales o arquetipos primarios son los universales supremos, las categorías supremas de la realidad. Los objetos particulares son manifestaciones de estos universales.
La ingenuidad de MENTAL se basa, no en los sentidos, sino en la correspondencia perfecta entre lo interno y lo externo, entre los sentidos físicos y los sentidos mentales, pues ambos son manifestaciones de los mismos arquetipos. Los sentidos físicos son solo intermediarios entre el mundo externo y el interno. Lo mental está más cerca de la verdad que lo físico, pues está más próxima a la conciencia individual y universal.
MENTAL es la mejor demostración de que lo ingenuo, lo directo e intuitivo es el camino.
Adenda
El término “ingenuo”
Del latín, “ingenuus”, que significa “natural”, “puro”, “no alterado”. A su vez, “ingenuus” proviene de “gignere”, que significa “engendrar” o “generar”. Con el prefijo “in” indicaba “nacido dentro” del imperio romano, los hombres nacidos libres, los ciudadanos del imperio.
En tiempos del filósofo Cicerón (siglo I a. C.) el sentido de esta palabra se amplió para calificar a un hombre honrado y honesto.
El poeta Lucrecio usaba la expresión “ingenuus fontes” para referirse a “manantiales límpidos” y, pocos años más tarde, el historiador Tito Livio expresaba: “nihil ultra quam ingenui” (nada más que ingenuidad).
En textos del rey Alfonso X el Sabio, el término “ingenuo” conservaba aún ese significado, pero en algún momento el sentido de “honesto” cedió su lugar a la denotación actual de “cándido” o ‘inocente’.
El “realismo ingenuo” de Julio Palacios
Julio Palacios fue uno de los principales físicos españoles del siglo XX. Rechazó la relatividad einsteniana basándose en su interpretación filosófica de la física, que denominaba “realismo ingenuo”. Palacios aplicaba un sentido común de tipo penetrante, lo que prestaba una extraordinaria claridad a sus ideas. Construyó una teoría alternativa de la Relatividad, en la que se llegaba a las mismas fórmulas que Einstein, pero salvando las concepciones newtonianas de espacio y tiempo y evitando las paradojas. Según Palacios, las paradojas desaparecen si se prescinde de las ecuaciones de Lorentz, es decir, se abandona el postulado de la equivalencia de todos los sistemas inerciales.
Bibliografía
Hayes, P.J. The naive physics manifesto. En: D. Michie (ed.), Expert Systems in the Micro-Electronic Age. Edinburgh University Press, 1979.
Palacios Martínez, Julio. Relatividad. Una nueva teoría. Espasa Calpe, 1960.
Russell, Bertrand. Significado y verdad. Ariel, 1983.
Searle, John R. Intentionality and its Place in Nature. Synthese, 61, pp. 3-16, 1984.
Searle, John R. Intencionalidad. Tecnos, 1992.
Searle, John R. Intencionalidad en la filosofía de la mente. Altaya, 1999.
Searle, John R. El misterio de la conciencia. Paidós Ibérica, 2009.
Searle, John R. Mente, lenguaje y sociedad. La filosofía en el mundo real. Alianza, 2004.
Searle, John R. La construcción de la realidad social. Paidós Ibérica, 1997.